diumenge, 23 de desembre del 2012

El príncipe azul no existe.

El príncipe azul no existe, hay que asumirlo ya. El único que existe es el que sale en las películas de Disney para las pequeñas princesas que fuimos nosotras un día. Habría que advertirles que sólo es eso, un personaje ficticio. Así, cuando les llegase el momento de enamorarse de alguien, no lo buscarían dado que no van a encontrarlo. 

El que inventó tal personaje, además de cruel, fue un ser mezquino, vacío... Hay tantos adjetivos para él que no acabaría nunca. El príncipe azul surgió de una prueba de éste quien quiso contentar a su princesa y no fue capaz de hacerlo. Por eso inventó al príncipe azul para convertirlo en lo que él quiso ser. Un chico que luche por su princesa pese a las circunstancias, traerle cada día un ramo de flores acabas de coger para que se acuerde de él cada vez que las vea en ese jarrón del comedor, sacarle mil sonrisas tan sólo con mirarla y millones de carcajadas por decir cuatro cosas. Decirle "te quiero" de corazón, porque lo siente y no por compromiso. Ver con ella los mejores atardeceres sentados en la arena de la playa, abrazados y sonriendo viendo al Sol esconderse. Notar como el tiempo se para al estar con ella y que pasen a la velocidad de la luz las horas para poder volver a verla. Hacerla feliz con sólo leer "buenos días princesa", hacerla sentir pequeña al rodearla con los brazos y, al mismo tiempo, lo más grande del mundo entre otras muchas cosas... Éste ser cobarde podría haber sido el príncipe de una gran princesa y lo único que hizo fue agachar la cabeza y dejarla escapar. 

Queda la esperanza de que los pequeños príncipes de ahora hagan que el príncipe azul pase a ser un mito, el de que no existía.